Categoría: Conocimientos
Fecha de publicación: febrero 20, 2019

La gestión de la biodiversidad vegetal para el manejo de plagas en los cultivos

Por: Rogelio Castañeda, director del Koppert Development Institute Berries

La agricultura tradicional basada en monocultivos implica erradicar las plantas que existían en un área determinada para poblarla con plantas de un mismo tipo y hacerlas productivas. Un monocultivo convierte a un ecosistema complejo y diverso en un sistema simplificado; en consecuencia, la relación entre plantas e insectos cambia, lo que favorece la proliferación de ciertas plagas asociadas a éste.

La solución a este problema es la gestión de la biodiversidad para revertir la situación del monocultivo. El manejo de la biodiversidad significa regular las poblaciones de insectos que dañan el cultivo, a través del establecimiento de insectos depredadores y parasitoides en la vegetación adyacente a los cultivos. Este enfoque no busca reproducir la complejidad y diversidad natural original, sino reintroducir una serie de agentes clave que contribuyan a la reducción de las plagas de forma natural.

Tácticas para el manejo de la biodiversidad

Comúnmente se hace un estudio de botánica básico para saber cuáles son las plantas de la región que crecen solas de manera silvestre y que, de alguna manera, no requieren de ningún cuidado, como irrigación y fertilización. Una vez seleccionadas las plantas, se introducen a la parcela en un determinado número de surcos –en las orillas, en las esquinas o en manchones intercalados– para reestablecer parte de la biodiversidad que se había perdido, proporcionando un hábitat para los benéficos que ayudarán a compensar las plagas del cultivo.

Las plantas que se van a introducir deben ser seleccionadas bajo los siguientes criterios:

  • Que sean atrayentes de insectos benéficos. El cultivo que se plantea establecer quizás no brinde al insecto benéfico un ambiente hospitalario; entonces, se debe buscar añadir una diversidad de plantas que le brinden un buen hospedaje, como las que generan polen y néctar constantemente.
  • Que favorezcan el aumento de la población. Estas plantas deben proveer a los insectos benéficos un ambiente en el que se puedan reproducir.
  • Que mantengan a los benéficos en su sitio y durante el ciclo del cultivo. Para lograr este ambiente, se pueden encontrar especies que estén floreando todo el tiempo o una sucesión de plantas que floreen en diferentes temporadas, para que siempre haya comida disponible para ellos.

Al proveer comida y hábitat a los insectos que ya estaban presentes, se conservan y mantienen próximos al cultivo y, en consecuencia, se propicia el control biológico exponencial, en el cual se reproducen los insectos benéficos, mismos que se trasladan a la zona del cultivo, aumentando así la población existente. Al manejar la biodiversidad se mantiene la población de benéficos existente, y lo que se agrega tiene más posibilidades de sobrevivir. La idea es establecer estos hábitats y poblaciones de benéficos en los cultivos antes de que surja una amenaza.

Con un buen manejo de biodiversidad se disminuye la aplicación de insectos benéficos considerablemente.

No se puede asegurar que al poner plantas diversas para el manejo de la biodiversidad no llegarán otras plagas. En lo que nos debemos de enfocar es en crear una biodiversidad consciente y consistente, en seleccionar aquellas plantas que tengan un balance positivo, con poca o nula hospitalidad a una plaga, y que sean hospitalarias a otros insectos benéficos.

Producción en invernadero

La aplicación de la biodiversidad en la agricultura protegida se enfoca en la conservación del equilibrio ecológico en el área exterior del cultivo. Se comienza por poner trampas de monitoreo en todo el perímetro para conocer qué tipo de plagas y depredadores ya existen, y, con base en esos resultados, se eligen las plantas adecuadas que atraigan a los benéficos para establecer la población. Por lo general, se forma una biodiversidad mediante surcos de girasoles, cempasúchil y alisón en los perímetros de las superficies de cultivo protegido, para lograr un balance positivo en el exterior del invernadero y, así, combatir a las plagas desde afuera.

El manejo de la biodiversidad vegetal es una gran herramienta en los cultivos orgánicos. A pesar de ser una técnica relativamente sencilla, su uso debe de ser más difundido y adoptado por quienes buscan un manejo integrado de plagas exitoso.

Acerca de este artículo: Este artículo fue originalmente publicado el 5 de febrero del 2018 en Biojournal México.