¿Qué son los microorganismos benéficos?
Los microorganismos benéficos son aquellos que infectan y controlan eficazmente las plagas y a otros microorganismos patógenos, por lo que desempeñan un papel crucial en el control biológico.
Los microorganismos benéficos para el control de plagas incluyen hongos, bacterias y virus y pueden encontrarse de forma natural en entornos como el suelo, el agua y el aire. También se pueden introducir mediante aplicaciones de biopesticidas, proporcionando una alternativa ecológica a los plaguicidas químicos.
Ejemplos conocidos de microbiológicos benéficos son los hongos Lecanicillium muscarium, Beauveria bassiana, Metarhizium anisopliae, Isaria fumosoroseus e Isaria fumosorosea y la bacteria Bacillus thuringiensis.
Microorganismos benéficos para el control de plagas
Cómo funcionan
- Infección y germinación. Los microorganismos benéficos comienzan por infectar a sus insectos huéspedes. Los hongos producen esporas que se fijan a la cutícula (cubierta externa) del insecto. Una vez adheridas, las esporas germinan y lo penetran.
- Colonización: Una vez dentro, el microorganismo prolifera y coloniza el cuerpo del insecto causando daños internos. Esto puede provocar su muerte.
- Producción de esporas: A medida que el insecto sucumbe a la infección fúngica, el hongo sigue creciendo. Cuando las condiciones ambientales son adecuadas, los microorganismos benéficos producen más esporas, que pueden liberarse al medio ambiente para infectar a otras plagas.
Ventajas de los microorganismos en la agricultura
Sin residuos nocivos
A diferencia de los plaguicidas químicos, los microorganismos benéficos suponen un riesgo mínimo para el medio ambiente. Se descomponen de forma natural, sin dejar residuos nocivos.
Control preciso de plagas
Los microorganismos benéficos atacan determinadas plagas, como pulgones, moscas blancas y trips, lo que reduce al mínimo los daños a los insectos benéficos y a otros organismos no objetivo.
Reducción de la dependencia a plaguicidas
La incorporación de microorganismos benéficos a las estrategias de control de plagas reduce la necesidad de plaguicidas químicos, contribuyendo a una agricultura más sostenible y ecológica.