General
El pulgón del duraznero (Myzus persicae subsp. persicae) es una plaga importante en pimiento, tomate, pepino y otros cultivos de invernadero. A pesar de que el pulgón parece ser originario de Asia, de donde es nativo el duraznero, su planta hospedante resistente a las heladas es una plaga de distribución mundial. El pulgón del duraznero (Myzus persicae subsp. persicae) es especialmente polífago con plantas hospedantes de verano de más de 40 familias distintas.
Ciclo de vida y aspecto del pulgón del melocotonero
Los pulgones tienen un ciclo de vida complejo, los adultos pueden contar con alas como sin las mismas y presentarse en una gran variedad de colores. Si la reproducción es asexual, los pulgones jóvenes nacen como ninfas desarrolladas, que empiezan a comer inmediatamente la savia de la planta y crecen con rapidez. Si la reproducción es sexual, los pulgones ponen huevos que invernan. En los invernaderos, la reproducción también tiene lugar mediante partenogénesis, con hembras vivíparas no fertilizadas que siguen produciendo nuevas generaciones de hembras. Los pulgones mudan cuatro veces antes de alcanzar la madurez, al perder la piel blanca delatan su presencia en el cultivo.
Los pulgones del duraznero (Myzus persicae subsp. persicae) sin alas pueden ser de color verde, verde-blanco, verde-amarillo claro, verde-gris, rosa o rojo y su aspecto siempre es mate, nunca brillante. Los ejemplares con alas tienen una cabeza y tórax de color marrón-negro y un abdomen de color amarillo-verde a verde o incluso rojizo. En el abdomen se observa un punto marrón oscuro y varias bandas horizontales negras a través del cuerpo. Las ninfas que se convierten en adultos con alas suelen ser de color rosa o rojo.
Síntomas y daños
De todos los pulgones, el del melocotonero (Myzus persicae subsp. persicae) es el vector más importante de enfermedades virales. Puede transmitir como mínimo 100 virus distintos y, por eso, muchos agricultores lo temen con razón.
Las ninfas y adultos extraen nutrientes de la planta y perturban el equilibrio de las hormonas de crecimiento. Como resultado, el crecimiento de la planta se ralentiza, provocando la deformación de las hojas o, si la infestación se produce suficientemente pronto en la temporada, la necrosis de las plantas jóvenes. El retraso en el crecimiento y la defoliación disminuyen la cosecha.
La savia es rica en azúcares, pero tiene un bajo contenido de proteínas. Por eso, los pulgones deben extraer grandes cantidades de savia para obtener suficiente proteínas. El exceso de azúcar se segrega en forma de melaza, debido a lo cual el cultivo y su fruto se vuelve pegajosos. Un moho negro (Cladosporium spp.) se desarrolla sobre esta melaza, contaminando los cultivos de frutas y plantas ornamentales, debido a lo cual ya no se pueden comercializar. Al mismo tiempo, se disminuye la fotosíntesis en las hojas, afectando la producción.
La saliva del pulgón puede provocar reacciones “alérgicas” graves, como la malformación de las yemas apicales.