
El uso de hongos benéficos como herramientas de biocontrol de insectos y nematodos plaga es de inmensa importancia debido a que, dentro de un programa de manejo integrado de plagas, ayudan a limitar el uso excesivo de productos químicos, aportando al cuidado medioambiental y a la seguridad alimentaria.
Los grupos taxonómicos en los que se encuentran la mayoría de los hongos benéficos pertenecen al orden Hypocreales y Entomophthorales, y a los géneros como Metarhizium, Beauveria, Hirsutella, Nomuraea y Cordyceps (=Isaria). A su vez, existen cepas que tienen características favorables como agentes de biocontrol, esto está ligado principalmente a la patogenicidad que muestran hacia insectos o nematodos plaga, es decir, aquellas que resultan más infecciosas tienen un mayor potencial para su uso en producciones agrícolas. Cada cepa tiene un sinfín de orígenes, entre ellos, el suelo, polvo, hojas, insectos, ácaros e incluso garrapatas muertas, y es después de realizar bioensayos de toxicidad, que se eligen aquellas que tienen una efectividad biológica más alta.

Aplicación de hongos benéficos
No solo basta con elegir la especie y cepa correcta para el control biológico fúngico de plagas. También es importante ejecutar un método de aplicación adecuado para aumentar la eficacia del control de nuestros hongos benéficos. Algunos de los factores que deben ser considerados durante este proceso son la distribución de las esporas, condiciones propicias de temperatura y humedad relativa, niveles de infestación de las plagas, número de individuos que están en contacto directo con las esporas y su germinación antes, durante y posterior a la aplicación, mismo que está muy asociado a la calidad de los productos. Los principales métodos de aplicación incluyen inmersión de raíces de las plantas -cuando se encuentran en las charolas-, aspersión foliar y tratamiento del suelo o sustrato.
Para evitar que nuestros hongos sufran por las altas temperaturas es recomendable realizar aplicaciones foliares de hongos por la tarde, dirigidas al sitio donde se esté desarrollando la plaga, procurando una buena cobertura. Asimismo, el uso combinado con productos como tierras diatomeas, criolita, quitinasa, aminoácidos, entre otros, puede ayudar a mejorar la patogenicidad de los hongos. En aplicaciones al suelo o sustrato, los hongos tienden a tener un mejor desarrollo, ya que el ambiente de alta humedad, temperatura ambiente y baja luz UV provee condiciones favorables de germinación.
El uso de hongos como agentes de control biológico permite no sólo infectar a uno sino a todos los estadios (huevo, ninfas o larvas, pupas y adultos) de las plagas, siempre y cuando se tenga un método de aplicación adecuado.

Modo de acción
De forma general, los hongos como agentes de biocontrol para insectos y nematodos actúan por contacto, siguiendo en su modo de acción las fases de fijación, germinación, crecimiento y esporulación. Es en la fase de crecimiento en la que hay mayor diferencia, pues dependiendo del hongo, se producen metabolitos específicos que son tóxicos para las plagas, generando una mayor efectividad biológica.

Beneficios del biocontrol fúngico
En los últimos años, se han resaltado los numerosos beneficios que se derivan del uso de hongos como agentes de control biológico en comparación con pesticidas químicos. Aquí señalamos algunos de ellos:
- Tienen actividad de control específica hacia ciertas plagas.
- Si existen condiciones ambientales favorables, pueden sobrevivir en el ambiente en el que son liberados.
- Son únicos en su modo de acción; por lo tanto, las plagas no desarrollan resistencia.
- En algunos casos pueden usarse en combinación con algunos insecticidas químicos, resultando en un efecto sinérgico.
- Son amigables con el ambiente y no tienen efectos residuales.
- Son seguros para la biodiversidad y reducen la dependencia a pesticidas químicos.
- Pueden infectar adultos y estadios inmaduros.
Koppert cuenta con diferentes soluciones microbiológicas fúngicas como NoFly WP (Isaria fumosorosea), Control-B (Beauveria bassiana), Control-M (Metarhizium anisopliae) y Control-L (Paecilomyces lilacinus). Cada una de ellas es altamente efectiva para diferentes plagas objetivo y plagas secundarias. Consulta a un asesor o distribuidor Koppert para conocer más e integrarlas a tu programa de control biológico.